martes, 8 de mayo de 2007

Disciplina de voto y abstención

Estoy en contra de los partidos políticos, de todos sin excepción. La razón es obvia: creo en la persona y, sobre todo en uno de sus más preciados derechos, la libertad.
No creo que exista un solo partido político que no presuma de defender a ultranza los derechos de las personas; unos lo hacen apoyándose en el llamado “humanismo cristiano” (que ‘los de derechas’ hacen derivar de las doctrinas tomistas y ‘los de izquierdas’ de las de Emmanuel Mounier), otros en la filosofía marxista, algunos en el marxismo-leninismo, ...; pero es igual: todos nos engañan.
No me importaría estar equivocado, pero mi razonamiento es el siguiente: teniendo en cuenta que el principio esencial que preside la actuación de todo partido político es la llamada “disciplina de voto” (ya saben, es eso de que ‘el que se mueva no sale en la foto’), ningún militante de ningún partido puede disentir de la opinión de sus ‘superiores’, al menos en las cuestiones de mediana importancia para arriba. Y, si no puede disentir, no tiene libertad para votar a favor de aquello que en cada momento considere más adecuado: está terminantemente obligado a votar lo que le digan ‘desde arriba’, aunque sea lo contrario de lo que le piden sus electores.
Si esto es así, y mucho me temo que estoy en lo cierto, quizá convenga que empecemos a preguntarnos si merece la pena acudir a votar. Ya sé (entre otras cosas porque los políticos no se cansan de repetírnoslo cada vez las elecciones están próximas) que el hacerlo supone ejercer el más alto derecho democrático, pero el voto puede ser en una de las siguientes cuatro direcciones, todas ellas de igual valor y tan democrática una como las otras: a favor de uno de los candidatos que se presenten; nulo (generalmente por estar mal cumplimentada la papeleta, sea por descuido, ignorancia o a sabiendas); en blanco; o absteniéndose.
Nunca he logrado entender eso que todos los políticos dicen de que abstenerse es dar el voto a las minorías; creo que quien se abstiene lo único que hace es manifestar su disconformidad con todos los candidatos.
Digan lo que digan "ellos", ¿creéis que merece la pena desgastar la suela de los zapatos para ir a votar a un "engañapastores"?

1 comentario:

Arroba dijo...

Lo que planteas hoy me lo he planteado mil veces. Es muy razonable el planteamiento de no acudir a votar y he deseado hacerlo. Ningún partido me gusta. Todos intentan engañarme.
Pero, en mi caso, uno de ellos(de los partidos en palestra) intenta el engaño de forma ya tan descaradamente hipócrita, falso y maligno, que consigue levantarme de la silla.
Y es entonces cuando, mientras deposito mi voto, repito gozosa "cualquiera, menos tú"
Espero que llegue el día en que mi voto sea gozoso por otra causa. Mientras tanto...