No voy a meterme con el sueldo de los políticos aunque muchos sean escandalosos. Tampoco con esas prebendas que de cuando en cuando se autoconceden, como las relativas a su jubilación. Realmente no voy a meterme con nada, pues voy a limitarme a indicar un camino para abaratar enormemente el costo que suponen el Congreso y el Senado como centros de trabajo (es un decir) de nuestros “representantes democráticamente elegidos”.
No sé si los datos de que dispongo son o no totalmente exactos, pero para el caso es lo mismo. Según mis números, en el Congreso tenemos 350 parlamentarios y en el Senado 259, que en estos momentos están distribuidos en la siguiente forma: Los de la Cámara baja se reparten a razón de 164 para el PSOE, 147 para el PP, 10 para CiU, 8 para Ezquerra, 7 para EAJ-PNV, 5 para IU-ICV, 3 para Coalición Canaria y 6 para el Grupos Mixto; y en la Cámara alta hay 97 senadores del PSOE, 125 del PP, 16 de Entesa Catalana, 7 del PNV, 6 de CiU, 4 de Coalición Canaria y otros 4 del Grupo Mixto. En total, pues, tenemos 409 parlamentarios que corresponden a 15 formaciones diferentes (considerando, claro es, que son distintas las que un mismo Partido pueda tener en ambas Cámaras).
Teniendo en cuenta que la vida es cada vez más cara, sería muy conveniente que nos planteásemos la posibilidad de reducir el número de parlamentarios a su mínima expresión, sin que con ello se modificase nada la proporcionalidad de los resultados electorales.
Me estoy metiendo en camisa de once varas, porque soy de Letras y voy a aplicar unas nociones –elementales, naturalmente- de Matemáticas:
En un primer paso se dividirían las Cámaras en dos; resultaría muy fácil de hacer, porque es como están ahora. La diferencia estriba en que, como medida complementaria, habría que convertir al Senado en algo realmente útil, pues en estos momentos vale para muy poquito y sería hasta preferible que no existiera.
El segundo paso consistiría en coger los resultados electorales de cada Cámara por separado y hallar el “mínimo común divisor” de los diferentes grupos o Partidos. O, mejor aún, dar el valor 1 al grupo que menos representantes hubiera sacado, y un valor proporcionalmente superior a cada uno de los demás. Aplicado esto a nuestra situación actual, tendríamos más o menos los valores que para cada Agrupación se recogen a continuación, expresando en primer lugar los correspondientes al Senado y a continuación los del Congreso:
Grupo Mixto: 1 y 2
Coalición Canaria: 1 y 1
CiU: 1,50 y 3,33
PNV: 1,75 y 2,33
Entesa Catalana: 4 y 0
PSOE: 24,25 y 54,66
PP: 31,25 y 49
IU-ICV: 0 y 1,66
Ezquerra Republicana: 0 y 2,66
Y en el tercer y último paso cada Partido o Agrupación escogería a una sola persona (o a dos, si hubiese obtenido representación en ambas Cámaras), y a los elegidos se les asignarían los valores que se reflejan en el cuadro precedente, con lo que el resultado de cada votación sería el equivalente al actual (pero con una posibilidad de error infinitamente menor), y únicamente tendríamos que pagar 7 sueldos en el Senado y 8 en el Congreso.Ya sé que nuestros “representantes democráticamente elegidos” no se limitan a levantar el dedo en las votaciones pero, dejémonos de historias, eso es lo más interesante de lo que afirman hacer por el pueblo bajo; el resto, por quien realmente lo hacen es por el Partido al que representan. Justo es, en consecuencia, que todos esos sueldos que nos ahorraríamos con mi teoría se siguieran pagando, pero que quien los pagase fuese cada Partido político y no los ciudadanos.
No sé si los datos de que dispongo son o no totalmente exactos, pero para el caso es lo mismo. Según mis números, en el Congreso tenemos 350 parlamentarios y en el Senado 259, que en estos momentos están distribuidos en la siguiente forma: Los de la Cámara baja se reparten a razón de 164 para el PSOE, 147 para el PP, 10 para CiU, 8 para Ezquerra, 7 para EAJ-PNV, 5 para IU-ICV, 3 para Coalición Canaria y 6 para el Grupos Mixto; y en la Cámara alta hay 97 senadores del PSOE, 125 del PP, 16 de Entesa Catalana, 7 del PNV, 6 de CiU, 4 de Coalición Canaria y otros 4 del Grupo Mixto. En total, pues, tenemos 409 parlamentarios que corresponden a 15 formaciones diferentes (considerando, claro es, que son distintas las que un mismo Partido pueda tener en ambas Cámaras).
Teniendo en cuenta que la vida es cada vez más cara, sería muy conveniente que nos planteásemos la posibilidad de reducir el número de parlamentarios a su mínima expresión, sin que con ello se modificase nada la proporcionalidad de los resultados electorales.
Me estoy metiendo en camisa de once varas, porque soy de Letras y voy a aplicar unas nociones –elementales, naturalmente- de Matemáticas:
En un primer paso se dividirían las Cámaras en dos; resultaría muy fácil de hacer, porque es como están ahora. La diferencia estriba en que, como medida complementaria, habría que convertir al Senado en algo realmente útil, pues en estos momentos vale para muy poquito y sería hasta preferible que no existiera.
El segundo paso consistiría en coger los resultados electorales de cada Cámara por separado y hallar el “mínimo común divisor” de los diferentes grupos o Partidos. O, mejor aún, dar el valor 1 al grupo que menos representantes hubiera sacado, y un valor proporcionalmente superior a cada uno de los demás. Aplicado esto a nuestra situación actual, tendríamos más o menos los valores que para cada Agrupación se recogen a continuación, expresando en primer lugar los correspondientes al Senado y a continuación los del Congreso:
Grupo Mixto: 1 y 2
Coalición Canaria: 1 y 1
CiU: 1,50 y 3,33
PNV: 1,75 y 2,33
Entesa Catalana: 4 y 0
PSOE: 24,25 y 54,66
PP: 31,25 y 49
IU-ICV: 0 y 1,66
Ezquerra Republicana: 0 y 2,66
Y en el tercer y último paso cada Partido o Agrupación escogería a una sola persona (o a dos, si hubiese obtenido representación en ambas Cámaras), y a los elegidos se les asignarían los valores que se reflejan en el cuadro precedente, con lo que el resultado de cada votación sería el equivalente al actual (pero con una posibilidad de error infinitamente menor), y únicamente tendríamos que pagar 7 sueldos en el Senado y 8 en el Congreso.Ya sé que nuestros “representantes democráticamente elegidos” no se limitan a levantar el dedo en las votaciones pero, dejémonos de historias, eso es lo más interesante de lo que afirman hacer por el pueblo bajo; el resto, por quien realmente lo hacen es por el Partido al que representan. Justo es, en consecuencia, que todos esos sueldos que nos ahorraríamos con mi teoría se siguieran pagando, pero que quien los pagase fuese cada Partido político y no los ciudadanos.